12 Noviembre 2019.
Por: Jairo Ruiz, Socio CPB.
En el siguiente artículo ustedes van a enterarse de “secretos de estado” que las grandes potencias han querido guardar celosamente, tales como el número de ciudadanos en armas los presupuestos de defensa de los distintos países y detalles como el número de carros de combate, aviones y submarinos, además del número de ojivas nucleares de cada país y los modernos desarrollos de la guerra mediante ejércitos de mercenarios y de robots.
Una vez haya conocido estos “misterios” concluirá en algo que sí sabe: que no hay nada que supere a la estupidez humana X
Nueve son los elementos del poder mundial:
- Potencia Militar
- Capacidad Económica
- Diplomacia
- Servicios de Inteligencia
- Recursos Naturales
- Territorio y Población
- Potencialidades intangibles (El poder etéreo)
- Conocimiento y Tecnología
- Comunicación estratégica (El poder de la persuasión)
En un artículo anterior analizamos el poder del dinero que en la vida moderna se ha convertido en la mayor herramienta de dominio, y ahora nos ocuparemos del poderío militar, otro elemento definitivo y que ha perdido importancia con el tiempo porque el armamento del que se dispone en la actualidad es tan poderoso que imposibilita su empleo, puesto que supone una destrucción mutua asegurada.
El poderío militar de Los Estados Unidos radica en los océanos porque en ellos no solo se realiza el 80 por ciento del comercio mundial, sino que al dominarlos impide el ataque de otras naciones y puede intervenir militarmente en cualquier sitio del planeta como lo ha hecho¸ pues de acuerdo con un artículo publicado a finales de julio del año pasado en “Toward Freedom” las unidades de operaciones especiales de Estados Unidos realizaron misiones diversas en el año 2017 en 149 países lo que supone el 75 por ciento del total del planeta y en los últimos 5 años han tenido operaciones de combate y acción directa en Camerún, Kenia, Libia, Malí, Mauritania, Níger, Somalia y Túnez.
Todas las naciones buscan mantener en secreto su potencia bélica y cada una de ellas -haciendo gala de sus servicios de inteligencia- revela las informaciones que ocultan gracias a lo cual en el siguiente cuadro podemos apreciar cuales son los 25 ejércitos más poderosos del mundo, número de efectivos, presupuesto, carros de combate, aviones, portaaviones y submarinos:
La única verdadera superpotencia naval actual son Los Estados Unidos cuya armada supera a la de todos los demás países juntos. Solo es superada por Rusia en cuanto a carros de combate se refiere y por Corea del Norte en cuanto a personal armado y submarinos. El Ejército Popular de Liberación chino cuenta con el mayor número de efectivos: 2´183.000 y le siguen la India con 1´281.900 soldados, Rusia con 1´013.628 y Corea del Norte con 534.000.
Respecto al gasto militar mundial en 2017 de acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, Estados Unidos gastó 610.000 millones, el 35 por ciento del total del mundo y tres veces más de lo que gasta China (228.000 millones) y prácticamente diez veces más que Rusia (66.300 millones pues lo redujo un 20% con respecto al año anterior) Además el gasto estadounidense es mayor que el de los siguientes siete países juntos.
Al actual presidente Donald Trump estas cantidades no le parecen suficientes y el 14 de agosto de 2018 anunció que para este año se eleva a los 716.000 millones de dólares incremento destinado a dar un salto cualitativo y no cuantitativo con miras a disponer de tecnologías más avanzadas y letales jamás desarrolladas.
Igualmente, el 92 por ciento de las armas nucleares están en manos de Estados Unidos y Rusia con casi 7.000 cabezas cada uno, y los demás países están muy por debajo: Francia (300) China (280) Reino Unido (215) Pakistán (entre 140 y 150) India (entre 1340 y 140), Israel ((80) y Corea del Norte entre 10 y 20 cabezas nucleares.
Estas armas permitirían destruir cientos de veces el planeta y no se cree que alguien se atreva a utilizarlas por el repudio mundial y la seguridad de la autodestrucción, aunque es cierto que estas naciones jamás las destruirán porque saben que producen demasiado miedo a los países que no las poseen.
Es curioso además que las personas que han tenido responsabilidad sobre estos arsenales atómicos norteamericanos, se vuelven activistas antinucleares tras su jubilación
En lo que se refiere a armas químicas no convencionales, su empleo no resulta eficaz porque pueden convertir en víctimas a quienes las utilizan pues el viento y las condiciones atmosféricas son impredecibles y además obligan a disponer de medios de protección a sus propias tropas y a la población, además de ser costosas de fabricar a gran escala y de mantenerlas seguras.
LA PRIVATIZACIÓN DE LAS GUERRAS
Los mercenarios existen prácticamente desde que se crearon los primeros ejércitos organizados: 1500 A. de C. en el antiguo Egipto se habla de ellos en una batalla en Megido, localidad situada en la actual Israel. Los griegos y Romanos también contaron con soldados contratados, pero a medida que las fuerzas militares de los diferentes países se profesionalizaron esta tendencia fue abandonada hasta mediados de los años sesenta del siglo pasado se utilizaron mercenarios en conflictos en el Congo Belga y en la guerra de Biafra.
En 1989 nació en Sudáfrica una compañía militar privada llamada Executive Outcomes (EO) creada por Eeben Barlow, antiguo teniente coronel del ejército de ese país y su objetivo era proporcionar entrenamiento militar especial a fuerzas armadas de diferentes países. Se sabe que entrenó un selecto grupo de soldados para controlar el tráfico ilegal de diamantes en Botsuana, en 1992 entrenaron fuerzas en Angola, auxilió al gobierno Luanda para recuperar yacimientos petroleros de Soyo por lo cual percibieron honorarios calculados en 40 millones de dólares.
Con el paso del tiempo surgieron otras compañías especializadas en el reclutamiento y preparación de mercenarios, pero como el término se volvió impopular ahora se les llama “contratistas” y las empresas que los emplean reciben el nombre de Compañía Militar y de Seguridad Privada.
La mayoría de estas Compañías Militares Privadas (CMP) son de capital anglosajón, aunque se saber que en los últimos años también se han creado en Rusia y China. En la actualidad estas compañías forman parte de la política exterior de las grandes potencias, aunque también son contratadas por grupos ilegales de diferentes países, como en el caso de Colombia donde grupos de hacendados contrataron mercenarios israelíes para entrenar fuerzas paramilitares y grupos de narcotraficantes han contratado especialistas norteamericanos para que capaciten personal encargado de mantener el control y la defensa de cultivos y laboratorios de coca.
Estas compañías son legales y en la mayoría de los casos se dedican a defender los intereses de la respectiva potencia en regiones donde hay conflictos como es el caso de empresas norteamericanas en el medio oriente o de empresas chinas y rusas en el África. Hay también otra empresa de estas especializada en proteger embarcaciones mercantes de los piratas.
Estas empresas contratan en buena parte personal militar que ha sido bien entrenado por las fuerzas armadas de las diferentes potencias y que ha sido dados de alta por la reducción de efectivo, y estas mismas potencias las contratan porque de esa manera eluden responsabilidades en cuanto a ser ellas las que llevan a cabo el enfrentamiento bélico y, además, al tratarse de personal contratado directamente para combatir independientemente de su nacionalidad, se evitan las protestas ciudadanas por la muerte de soldados del país contratante. Se calcula que los honorarios de cada uno de estos “contratistas” es del orden de tres mil dólares mensuales, libres de gastos.
Se sabe que grupos terroristas árabes y naciones ricas en petrodólares han contratado instructores norteamericanos, rusos, chinos, israelíes y de otras nacionalidades para que les preparen activistas que combaten precisamente contra las empresas de países en los cuales fueron formados.
EJERCITOS DE ROBOTS
En abril del 2015 se celebró en Ginebra una reunión de los miembros de la Convención sobre Armas no Convencionales la cual buscaba sentar las bases para que en el futuro se prohibiera el desarrollo de los Sistemas de Armas Autónomos Letales (LAWS) reunión en la cual se estableció claramente que “Tenemos que llegar a un compromiso serio antes de que nos encontremos con máquinas que puedan matar a los seres humanos. Los soldados robots, a diferencia de las personas, nunca podrán actuar movidos por la compasión”
En enero del 2018 War Room, el diario digital de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos publicó un artículo en el cual se afirma que los LAWS “han llegado para quedarse” pues poseen varias ventajas respecto a los sistemas controlados por humanos. Por su parte el Mando de Formación y Doctrina del Ejército de Estados Unidos considera que para 2025 habrá operaciones de transporte totalmente independientes de la intervención humana y para 2035 podrán realizarse operaciones de combate de forma autónoma.
Se estima que para el año próximo el gasto mundial en robótica y servicios relacionados será del orden de 188.000 millones de dólares fundamentalmente en Estados Unidos, Rusia, China e Israel que son los países más avanzados y con mayor número de investigaciones en este capo.
En los últimos años los presupuestos de defensa de los países europeos, así como los de China y Rusia por diferentes motivos se han reducido, en parte porque los avances en este terreno ya no hacen indispensable poseer un gran número de personas en armas o situadas en lugares específicos del planeta. Pero el presupuesto de guerra de Los Estados Unidos, líder de la OTAN no ha dejado de crecer. Ahora Trump les exige a los países miembros de la Alianza del Atlántico Norte duplicar la cuantía de estos recursos si quieren seguir amparados por el paraguas estadounidense. Su argumento es que los países europeos invierten en servicios sociales lo que no gastan en defensa y en cierta forma Estados Unidos no invierte en ese rubro por su gasto militar.