Consulta enviada por: Carlos Arturo Cano Ospina. Redactor de un medio universitario en Medellín, Colombia
Respuesta:
La entrevista tradicional, de pregunta-respuesta tuvo una transformación cuando el periodista integró la vida del entrevistado, las implicaciones del tema en la vida de los lectores, los antecedentes y las proyecciones de ese tema y con todo ese material, armó un vitral completo.
La entrevista-formulario es solo una pieza del vitral; rescatar las otras piezas y hallarles su lugar dentro de la gran imagen es lo que hace el periodista exigente.
Entre sus exigencias está la de ofrecer la verdad más completa posible. Los datos sobre el entrevistado, la información amplia sobre el tema de la conversación, las opiniones complementarias u opuestas a la del entrevistado, son elementos que completan la información.
A ese servicio de buscar una verdad completa se agrega el de reforzarla con la actitud independiente que supone buscar otras opiniones y datos de contexto que amplían y completan el conocimiento que da la entrevista escueta.
De lo dicho resulta el cómo hacerlo. Las más brillantes entrevistas enriquecidas con el contexto humano y social, muestran claves éticas como estas:
La fidelidad a lo dicho por el entrevistado, que impone el deber de leerla y difundirla en su contexto -tanto el contexto personal: por qué lo dice, cómo llegó a esta idea y qué aplicaciones le ve; como el desarrollo que la idea ha tenido, versiones que se le han dado, y cuáles son sus aplicaciones posibles.
A esa calidad técnica ha de sumársele la del relato mismo que los mejores del oficio han afinado leyendo buena literatura de relatos.
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Documentación
El debate acerca de la entrevista formulario condujo a consejos como este: “el artículo puede ganar en vivacidad si se le añaden fragmentos descriptivos para retratar al que habla y su entorno. Un excelente recurso es introducir a intervalos dentro de la entrevista pequeñas excentricidades o manierismos del lenguaje del entrevistado. Mencionar las muletillas, los gestos característicos, las reticencias a responder ciertas preguntas, será más eficaz que dedicar columnas enteras a las declaraciones del sujeto…
… Un gran número de entrevistas emplea el formato de la entrevista-ensayo. Este tipo de reportaje puede suministrar un entorno discursivo más cálido y familiar para una ocasión que podría resultar rígida. Por supuesto, el inconveniente es que escuchamos menos la voz del sujeto y que sus palabras pueden quedar subordinadas a la ficción del entrevistador.
Frank Banfield en 1895 escribía: (la entrevista) algunas veces puede adoptar la forma de un artículo salpicado de diálogos; otras la de un monólogo hábilmente dirigido. No pueden plantearse reglas fijas. Cada entrevista debe tener su propio color. Que será tan variado como los estados de ánimo, los distintos temperamentos, o los diferentes entrevistados, aunque el tono del entrevistador pueda, y en mi opinión deba, afectar a todo ello.
Respondido por: Javier Darío Restrepo
Nota tomada de fnpi.org