5 junio 2020 –
Por: Diego Arrieta Rojas – El Heraldo de Linares – Chile-
La crisis global del coronavirus ha cambiado radicalmente nuestro escenario social, político y económico. Ha cambiado la forma en que miramos el mundo y también ha modificado, en cierto modo, la manera en que ejercemos nuestras profesiones.
El periodismo, por supuesto, no ha escapado de esta crisis. Y en este momento de incertidumbre es necesario preguntarnos si los periodistas estábamos preparados para afrontar la pandemia del COVID-19. Válida la pregunta y muy justa, sobre todo porque otras profesiones, otros saberes y otras ciencias también están en un proceso de reflexión, autoanálisis y cuestionamientos.
¿Estábamos los periodistas preparados para afrontar la pandemia del COVID-19? Una pregunta polémica y quizá un poco incómoda, especialmente porque los periodistas solemos tener el ego muy elevado.
Y la respuesta a esta pregunta es tan obvia que puede llegar a dar risa o también puede ser, y espero que sea, un llamado de atención. Pero, la verdad, es que no estábamos preparados.
No estábamos preparados, en primer lugar, por la poca formación que recibimos en nuestras escuelas de periodismo. Una formación general, pobre y superficial. Es cierto, recibimos clases de redacción, psicología de la comunicación, ética y legislación de los medios, periodismo audiovisual, entre otras asignaturas. Pero no existe, y esto es un problema que ocurre en casi todas las escuelas de periodismo de Latinoamérica, una formación en otras áreas esenciales como salud, economía, política, derechos humanos, ética, política internacional, entre otras.
Y este es un problema grave. Porque llegamos a los medios de comunicación con mucha ilusión, con muchas ganas de trabajar, de levantar temas, pero no tenemos los conocimientos necesarios para abordarlos desde la perspectiva periodística.
Y ustedes me dirán: “Diego, pero eso se aprende en el camino”. Bueno, puede que sí, como puede que no. Lo cierto es que resulta lamentable ver y escuchar a los colegas informando y opinando sobre temas que desconocen.
Pero esto no queda aquí. La formación de posgrado también es escasa. Sí, existen programas de formación en ciencias de la comunicación e información, cursos para la docencia en periodismo, especialización en comunicación corporativa, marketing, marketing político. Pero insisto, no hay formación en áreas tan esenciales y tan importantes para la sociedad como, y nombro de nuevo, salud, ciencias, derechos humanos, política, entre otras.
Y seamos sinceros: si no estábamos preparados para informar sobre VIH, migración, violencia de género, diversidad sexual… ¿Cómo íbamos a estar preparados para abordar periodísticamente una pandemia sin precedentes, que ha evidenciado nuestras vulnerabilidades y que ha enrostrado nuestra común fragilidad como seres humanos?
Y como la ignorancia es atrevida, vemos entonces a los colegas hablando de “contaminados” y no contagiados, por ejemplo. O mostrando imágenes de los pacientes intubados sin proteger sus identidades o difundiendo los nombres y las direcciones habitacionales de los pacientes, aun cuando esto es penado por la ley.
Sin duda alguna, nos falta formación y nos queda mucho por aprender… Y si no es ahora, ¿cuándo?
Los periodistas no estábamos preparados para afrontar la pandemia del COVID-19 porque no hemos sido capaces de entender que la información es un derecho ciudadano, que debe estar por encima de derechas e izquierdas y que por ninguna razón debería ser manipulada por los políticos y sus aduladores.
Los periodistas no estábamos preparados para afrontar la pandemia del COVID-19 porque seguimos callando frente a quienes desprestigian y ensucian la profesión. Porque todavía le tenemos miedo a la autoridad. Porque titubeamos al momento de hacer una pregunta que pudiese ser “incómoda” para el político de turno. Y porque no hemos sido capaces de romper, por ejemplo, las cadenas del cofre que guardan los datos reales.
¿Acaso podemos o tenemos las herramientas para refutar a las autoridades los datos que nos entregan a diario sobre el número de contagiados? ¿Esas cifras que estamos replicando todos los días son las reales? ¿O nuestro trabajo solo se limita a recibir y replicar datos que no podemos constatar?
Los periodistas no estábamos preparados para afrontar la pandemia del COVID-19 porque no hemos podido entender que la relación entre el poder político y los medios de comunicación es el principal mal del periodismo.
Bien lo dijo el periodista y escritor español Javier Caraballo: “El periodismo, el buen periodismo, debe salir adelante sin necesidad de andar asistido con las muletas que le presente un partido político y otro”.
Seamos sinceros: los periodistas no estábamos preparados para afrontar la pandemia del COVID-19. Y anhelo con ansias que podamos salir de esta crisis vivos y con ganas de ser mejores profesionales. No por nuestro bien, sino por el bien de los ciudadanos. Ya que, al final del día, son ellos quienes siguen sosteniendo “el mejor oficio del mundo”.
(Diego Arrieta Rojas,
Licenciado en Comunicación Social, mención Periodismo Impreso).