Jorge Bustamante
Se podría hacer una gala municipal, otra departamental, otra nacional, una cruzada y llevar la más audaz a la gala mundial cada año, como los concursos de belleza.
Uno de los espectáculos más vistos por la audiencia mundial es la gala de la entrega de los premios Óscar, de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood. Allí se destacan cada año, entre otras categorías, mejor actor y actriz principales; mejor actor y actriz secundarios; o mejor director, mejor banda sonora, mejor vestuario, mejor puesta en escena, mejores efectos especiales, mejor fotografía, mejor película extranjera, mejor guion y mejor maquillaje. Se tiene en cuenta también la cantidad de recursos económicos que se han percibido por las entradas.
Algo similar se debería hacer en la gala de un concurso mundial de la corrupción, pues, al parecer, en Colombia y en una buena cantidad de países se está abriendo paso una carrera sorprendente por cuál nación es la más corrupta, cuál es la cuantía más grande que se ha detectado, como un todo e individualmente, del robo o la coima más berrionda; en un solo pago o continuado; para unos pocos o para muchos; que trascienda y continúe de un gobierno a otro o en un período gubernamental; con una reelección, varias o sin ella; en un solo proyecto de inversión o en varios; con muchas instituciones involucradas o unas pocas, en un solo contrato o con otrosí y reclamaciones; con ayuda de las instituciones de fiscalización y control o sin ella; con intermediación de los congresistas en la etapas de negociación, construcción, terminación, cierre, reclamación e investigación o sin su participación; para financiación de campañas de puestos de poder, solo para enriquecimiento individual o para ambos; en categoría grande (nacional), mediano (departamental) o pequeño (municipal) o cruzado por todas la anteriores; en licitación o en contratación directa, nacional o internacional; en asociación público-privado (APP) o solo con recursos de presupuesto; con intervención de candidato y/o presidente o a las espaldas; con participación de exgobernantes extranjeros o sin ellos; con las normas existentes, modificándolas o violándolas; con pagos de puestos y/o coimas anticipadas en el momento de la firma o con posterioridad a la salida del Gobierno; con recursos legales, ilegales o ambos y así sucesivamente.
Se podría hacer una gala municipal, otra departamental, otra nacional, una cruzada y llevar la más audaz, a la gala mundial cada año como los concursos de belleza y presentarla, de acuerdo con las categorías definas por la Amucep (Academia Mundial de la Corrupción Estatal y Privada). Por supuesto, siempre esperando ganar el primer premio en las categorías más importantes, en particular dirección, montaje, manejo, cuantía y puesta en escena de actores e instituciones públicas y privadas.
Lo que está sucediendo es la pérdida total de legitimidad y credibilidad de los gobernantes, de los dirigentes políticos, de los gerentes y presidentes de empresas, en medio del más absurdo pragmatismo por obtener resultados a como dé lugar. La corrupción fue una de las causas principales de la caída del Imperio romano y con asesinatos entre sus mismos dirigentes para obtener los más insospechados botines.
Esperemos que no se derrumbe en Colombia lo poco de legalidad e institucionalidad pública y privada que aún queda. ¿Aún queda? El actual deterioro gubernamental y legal es una amenaza para toda la sociedad. Algunos gobernantes piensan que todo se puede, que no hay límites. Eso sucedió en Venezuela y muchos países vecinos. La destrucción del aparato productivo y de las instituciones no hay necesidad de mencionarla.
JORGE BUSTAMANTE
Tomado de; El Tiempo.com