13 Junio 2019.
Foto: Gustavo Torrijos.
El comandante del Ejército señaló que nada tiene que ver con los supuestos crímenes revelados por el diario español. Para el alto oficial, la publicación está llena de “afirmaciones erradas, alejadas de la realidad” y reitera que no está siendo investigado por la justicia colombiana.
Tomado de;: El Espectador.
Los lectores del periódico de mayor circulación en España, El País, se encontraron con una novedad este jueves: en la sección de opinión aparece una carta firmada por el comandante del Ejército colombiano, el general Nicacio Martínez Espinel. Bajo el título “No debió mencionarme” el general Martínez cuestiona el reciente artículo del diario europeo que publicó el corresponsal Francesco Manetto y que vinculan al alto oficial a batallones acusados en casos de “falsos positivos, la investigación de una masacre de indígenas y un caso de violencia sexual”.
El artículo de Manetto, publicado el pasado 5 de junio, dice que el general Martínez Espinel estuvo al mando de la Décima Brigada Blindada entre octubre de 2004 y enero de 2006, unidad militar “señalada por la Fiscalía por al menos 283 supuestas ejecuciones extrajudiciales en los departamentos caribeños de La Guajira y del Cesar”. Sin embargo, para el general,e impreciso este dato, pues como dice el artículo de El País unas líneas más adelante, Martínez tenía el cargo de “segundo comandante”. “Mi cargo en la unidad mencionada tenía funciones administrativas y no estaba relacionado con el desarrollo de operaciones militares”, asegura Martínez en la carta.
El País publicó el artículo criticado por el general horas antes de que se votara en el Senado el ascenso de Martínez Espinel, quien desde enero de este año está en el ojo del huracán por sus presuntos vínculos con violaciones de derechos humanos. Sin embargo, en la plenaria de ese día, el Congreso aprobó la promoción de Martínez a general de cuatro soles, ceremonia que se llevó a cabo el pasado 7 de junio.
Según el comandante del Ejército colombiano, el artículo de El País, titulado “El jefe del Ejército de Colombia dirigió una brigada acusada de matar a civiles”, “contiene una redacción acusativa y confusa que llevó a los lectores de su país, del mío y a nivel internacional a sacar conclusiones equívocas y por demás alejadas de la verdad”. Para Martínez Espinel, quien recientemente fue ascendido a general de cuatro soles, el artículo está lleno de“afirmaciones erradas, alejadas de la realidad” que “han afectado no solo mi reputación y la de mi familia a nivel nacional e internacional, sino también la de una institución bicentenaria con más de 250.000 hombres y mujeres”.
Martínez Espinel también cuestiona que el Ejército le entregó a Manetto los certificados de que no está siendo investigado por ninguna entidad de la justicia colombiana, “y aun así dejó en entredicho mi nombre, cuando no debió ni siquiera mencionarme”. Según el general, el periodista “claramente podía constatar que por temas relacionados con derechos humanos no tengo investigación, sanción ni impedimento alguno por parte de Fiscalía, Procuraduría, Justicia Penal Militar, ni Justicia Especial para la Paz, instituciones que hacen parte de la rama judicial colombiana”.
Cabe agregar aquí que el procurador Fernando Carrillo ordenó la apertura de una indagación preliminar por las directrices internas que el general Nicacio Martínez implementó en el Ejército y que fueron cuestionadas en un artículo reciente de The New York Times. Según dijo la entidad en su momento se «decretó la práctica de pruebas con el fin de verificar la ocurrencia de conductas presuntamente irregulares, determinar si son constitutivas de falta disciplinaria, identificar e individualizar los supuestos autores, y esclarecer los motivos determinantes de tiempo, modo y lugar en las que se cometieron».
La primera alerta sobre este tema, vino de la organización Human Rights Watch (HRW). La ong aseguró que mientras el general fue comandante de la Décima Brigada Blindada, entre octubre de 2004 y enero de 2006, ocurrieron 23 ejecuciones extrajudiciales perpetradas por soldados de esa brigada. En ese contexto, la organización presentó un documento, firmado por Martínez Espinel, que certifica el pago de $1 millón a un informante que habría proporcionado información que supuestamente permitió lograr “excelentes resultados” en dos operaciones militares.
Los documentos que sustentaban la información del New York Times fueron firmados por el general Martínez, lo que revivió la polémica. Aunque al comienzo en las fuerzas militares negaron que existieran directrices como las que señalaba el artículo, posteriormente anunciaron que retirarían esas órdenes internas.
La Fuerza Pública ha reiterado su apoyo al general y en el discurso que dio en la ceremonia de ascenso, el presidente Iván Duque sentenció: “Son los buenos generales los que, cuando llegan los momentos difíciles, están al frente y no rehúyen ninguna adversidad. Eso significa ser general en Colombia”.