6 febrero 2020 –
Foto: La silla vacía –
Por: Comunicaciones CPB –
El periodista, catedrático, estudioso de las comunicaciones, analista de la vida noticiosa y escritor, Germán Rey, considera que vivimos una época de mucha algarabía, de parlantes que con frecuencia ensordecen, de confusiones que se desvanecen en la banalidad, sin embargo, aclara, “el periodismo es lo contrario a todo ello y su principal reto es encontrar su nuevo lugar en la sociedad”.
Germán ha estudiado, descrito, criticado y defendido el periodismo. Estudió psicología en la Universidad Nacional de Colombia y trabajó en la Fundación Social dirigiendo proyectos organizacionales de valores, cultura empresarial y comunicación. Mantuvo por muchos años su columna de crítica de televisión en El Tiempo, hasta que fue designado Defensor del Lector por dos años. Sigue vinculado a esa casa editorial como asesor del Proyecto de Memoria y de los programas de responsabilidad social.
Sigue en su tarea como profesor universitario y relator de congresos y seminarios.
Ha publicado, entre otros libros: Oficio de equilibrista – 21 casos periodísticos; Los ejercicios del ver – Hegemonía audiovisual y ficción televisiva, junto a Jesús Martín Barbero; Balsas y Medusa, sobre la política en los medios y desde Las Dos Orillas, sobre el Derecho a la Información.
Fue director del Centro Ático de la Universidad Javeriana, en Bogotá, el primer centro de recursos tecnológicos de información y comunicación en América Latina para el desarrollo de la educación y ha colaborado con la Fundación Gabriel García Márquez.
La junta directiva del Círculo de Periodistas de Bogotá le solicitó su colaboración para ser jurado de los Premios que se entregarán en la Noche de los Mejores el próximo 7 de febrero en el Teatro Cafam de Bogotá. Responsabilidad que aceptó “gustoso y como una excelente experiencia”.
–¿Para dónde va el periodismo colombiano?
–Como en todo el mundo, el periodismo vive una época de preguntas, turbulencias e incertidumbres. Pero lo que si se acrecienta es la validez de los principios que le dieron origen: el pluralismo, la investigación, la fiscalización de los distintos poderes, el rigor y la participación en la construcción de la vida pública.
–Después de ver los trabajos. ¿Cuál es su opinión sobre el periodismo colombiano?
–El panorama encontrado no es muy diferente al que he hallado en otros premios. Es un periodismo que está preocupado por los problemas de su propia sociedad: la corrupción, las violencias, las desigualdades económicas. Está tan saturado por todo ello que a veces olvida otros matices que tiene la sociedad. Matices problemáticos, pero también rendijas hacia el futuro.
–¿Cómo analiza el ingreso de nuevas tecnologías en el periodismo colombiano?
–Con mucho optimismo y con enorme curiosidad. Veo más trabajo colaborativo y de equipo. Una incidencia de la minería de datos, la visualización y el contexto digital. La convergencia tecnológica está trayendo nuevas oportunidades de diálogo entre los lenguajes del periodismo y las redes sociales son un lugar –complejo y abigarrado- para hacer un periodismo de inmediatez y controversial.
–¿El centralismo tiene dominado al periodismo colombiano?
–El centralismo ha tenido dominada la vida del país. No solamente el centralismo geográfico o institucional, sino el centralismo mental, de las ideas y las comprensiones. El centralismo de los actores de la sociedad. Por eso continúan siendo invisibles los territorios y sus gentes, las diferentes opciones de vida y buena parte de la sociedad que no está establecida sino emergiendo.
–¿Qué le impresionó en estos trabajos periodísticos?
–Hay un prejuicio en mi mirada. He visto lo que ya ha sido seleccionado. A veces es más importante ver lo que falta más que lo excepcional. Me llamó la atención el coraje de periodistas jóvenes que quieren explorar el país desde otros caminos y que el periodismo de campo no está totalmente clausurado. Por fortuna.
–¿Los libros son una solución para las denuncias?
–Los libros más que soluciones, son oportunidades. No solamente para denunciar, también para advertir, para curiosear, para resaltar, para imaginar. Me gustan los libros que se abren al debate, al llevar la contraria con argumentos. Con buenos argumentos. Y como diría Montaigne, para contar.
–¿Cuál debe ser el trabajo de las Facultades de Comunicación Social?
–El de estar atentas a los cambios que se están produciendo, el de acompañar los caminos de búsqueda de los jóvenes, el de renovarse, el de no ser sedentarias sino practicantes de los tránsitos. El de experimentar nuevos diálogos entre las disciplinas, los saberes, las emociones y las sensibilidades.
–¿Se nota que hay libertad de expresión en Colombia?
–La libertad de expresión existe cuando se da una verdadera conversación entre las diversas libertades civiles. No es una libertad solitaria y aislada. Si se asesinan líderes sociales se coarta la libertad como experiencia individual pero también como hecho colectivo. Cuando quedan territorios y personas invisibles en ellos se achica la libertad. Y una libertad achicada es menos libertad y más silencio.
–Principal problema para desarrollar el periodismo en Colombia
–Vivimos una época de mucha algarabía, de parlantes que con frecuencia ensordecen, de confusiones que se desvanecen en la banalidad. El periodismo es lo contrario a todo ello. Su principal reto es encontrar su nuevo lugar en la sociedad.