Por: redacción Nacional
La madrugada del 1 de abril partió en dos la historia de Mocoa, Putumayo. Una avalancha, provocada por las fuertes lluvias, ocasionó el desbordamiento de los ríos Mocoa, Mulato y Sangoyaco, provocando la muerte de 210 personas y dejando a miles damnificadas. (Puede leer: Van 210 fallecidos en Mocoa, Fiscalía ya identificó 170 cuerpos)
Generalmente, en esta zona del país caen 10.000 milímetros de agua al año, pero en la madrugada del pasado sábado cayeron 600 en unas pocas horas. Esto sumado a la topografía y características ambientales de la zona, los ríos torrenciales que la rodean, adquirieron características violentas, arrasando con todo lo que encuentró a su paso.
El director de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía (Corpoamazonía), Luis Alexander Mejía, explicó que la desbastadora tragedia que vive hoy Mocoa ya había sido advertida, pues esta entidad previamente había hecho unos estudios en donde alertaba que este tipo de acontecimientos podrían pasar. (Puede leer: Gobierno busca restablecer agua potable en Mocoa)
“Hace nueve meses cuando hicimos un taller con el Servicio Geológico Colombiano donde advertimos que esto podía pasar por el uso inadecuado de los suelos que agrava este tipo de eventos. Además, indicamos que varios municipios amazónicos, incluido Mocoa, no habían actualizado su Plan de Ordenamiento Territorial (POT). Por eso ha sido complejo concertar e implementar los determinantes ambientales en esta zona”, añadió Mejía.(Vea: Deciderio Ospina, el patrullero que murió intentando salvar vidas en Mocoa)
A esto, se le suma que Putumayo se convirtió en el quinto departamento de Colombia que más pérdida de capa vegetal ha tenido, pues hasta 2015 habían sido deforestadas 9.000 hectáreas. “Cuando quitamos la cobertura vegetal, la tierra, que está compuesta en gran parte por ceniza volcánica, se impregna de humedad y con el agua de lluvia se causan estragos”, explicó Mejía. (Puede leer: “Fue como si el mar hubiera pasado por el barrio”)
En Mocoa, están deforestadas las rondas hídricas y las aledañas a los asentamientos humanos, un ejemplo de esto es el barrio San Miguel, que quedó prácticamente borrado tras la tragedia. Por tal razón, es urgente restaurar dichas zonas. Además, hay otros grandes responsables de la perdida de vegetación que son la ganadería extensiva irresponsable y los cultivos ilícitos.
El restablecimiento de los servicios de energía y acueducto tardará por lo menos dos semanas. Mientras que la alarma en esta zona del país sigue en rojo, porque las vertientes de las quebradas están fracturadas y hay socavamiento de los ríos que podrían hacer crecer el número de víctimas mortales. (Le puede interesar: «Estoy profundamente apenado por la tragedia»: Papa)