11 Junio 2019.
Foto: NASA (Dominio Público)
Hay algo enterrado en el polo Sur de la Luna. Es muy denso (probablemente metálico) y tiene un tamaño descomunal equivalente a unas cinco veces la isla de Hawái. Los científicos creen que se trata de un meteorito metálico que impactó con la Luna hace 4.000 millones de años.
Tomado de Portal Web Gizmodo en español.
El Polo Sur de la Luna está presidido por un cráter gigantesco conocido como Cuenca Aitken. Es, de hecho, el segundo cráter de impacto más grande conocido por el hombre dentro del Sistema Solar. El primero es la Cuenca Borealis, en Marte.
La Cuenca Aitken tiene un diámetro de 2500 kilómetros y una profundidad de 12 kilómetros, pero apenas es visible desde la Tierra porque casi toda su superficie se encuentra en la cara oculta de la Luna. Solo se pudo cartografiar en detalle gracias a las mediciones altimétricas de las misiones Apolo y sucesivas misiones como la Galileo o la Clementine.
La orografía de la Cuenca Aitken sugiere que lo que sea que impactó sobre el Polo Sur lunar lo hizo hace alrededor de 4.000 millones de años, en un ángulo bajo y a poca velocidad. De otro modo simplemente hubiera pulverizado la Luna. El impacto, sin embargo, creó la cuenca y puso en órbita numeroso material de la propia Luna que luego volvió a caer sobre ella cubriéndola de cráteres adicionales.
Hasta ahora no se tenían datos sobre el tipo de objeto que había causado este cráter, pero eso ha cambiado gracias a la misión Laboratorio Interior y de Recuperación de Gravedad o GRAIL por sus siglas en inglés. Las sondas GRAIL elaboraron un completo mapa del campo gravitatorio lunar en 2011, pero sus datos siguen estudiándose hoy.
El geocientífico Peter B. James, de la Universidad de Texas, descubrió una anomalía que altera significativamente el campo gravitatorio de nuestro satélite. Al cotejar esos datos con los mapas creados por la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter, James y su equipo descubrieron que la anomalía se ubicaba en la Cuenca Aitken. Los cálculos indican que su origen es el mencionado objeto de alta densidad y que está enterrado a unos 300km de profundidad bajo el cráter. Podría tratarse de un colosal depósito de óxidos de hierro, pero la hipótesis de un meteorito metálico explica también la existencia de la propia cuenca.
Dejando a un lado la fascinación que nos produce la idea de un objeto metálico extraño bajo la superficie lunar, el descubrimiento tiene otro aspecto interesante: arroja nuevos datos sobre la composición interna de la Luna, y no es tan porosa y elástica com pensábamos. De ser así, el objeto simplemente hubiera acabado siendo arrastrado hacia el núcleo, y no ha ocurrido así.