12 Agosto 2019.
Foto: Ellen Weinstein.
Tomado de: The New York Times.
Quizá Lucy y Ricky Ricardo (y los censores de la televisión) siempre estuvieron en lo correcto: debes dormir en tu propia cama.
Si bien la mayoría de las parejas consideran que compartir la cama es una expresión de intimidad y unión, las investigaciones muestran que quizá hay motivos para dormir en camas separadas, tal como en las escenas de dormitorio del programa televisivo de la década de los cincuenta I Love Lucy, protagonizado por Lucille Ball y su esposo en la vida real, Desi Arnaz.
Las parejas que duermen en la misma habitación son más proclives a experimentar perturbaciones nocturnas causadas por el otro (como ronquidos, falta de higiene, vueltas en la cama y horarios diferentes). Todo esto puede acarrear problemas de salud, disfunción sexual y disputas maritales.
Un estudio de 2016 de la Paracelsus Private Medical University en Núremberg, Alemania, reveló que los problemas para dormir y los conflictos de pareja tienden a ocurrir de manera simultánea. De hecho, un estudio de 2013 realizado en la Universidad de California, campus Berkeley, descubrió que una noche de insomnio provocada por las perturbaciones de tu pareja puede causar conflictos en la relación al día siguiente.
“Aunque dormir juntos tiene sus beneficios, los hábitos de sueño molestos o problemáticos de una persona pueden afectar a su pareja e incrementar la producción de cortisol, la hormona del estrés, y así provocar problemas que impactan a la pareja en su conjunto”, explicó Mary Jo Rapini, una psicoterapeuta especializada en relaciones e intimidad que vive en Houston.
Los expertos dicen que, sentirte descansado puede ayudarte a administrar tu vida con más atención y control, lo cual, a su vez, puede hacer que sientas más confianza y felicidad en tu relación.
“Cuando ambas partes de la relación disfrutan de un sueño profundo y reparador, esto les permite sentirse más saludables a nivel emocional, mental y físico sin que una le guarde resentimiento a la otra por no dejarla dormir, o sin que la otra se sienta culpable por molestar a su pareja”, dijo Jennifer Adams, autora de Sleeping Apart Not Falling Apart (Finch Publishing, 2015). “Esa es una buena base para construir y desarrollar una relación”.
No compartir un lecho conyugal se está convirtiendo en el sueño de muchas parejas.
Una encuesta de 2012 realizada por Better Sleep Council (el área educativa de la Asociación Internacional de Productos para el Sueño) mostró que una de cada cuatro parejas duerme por separado para dormir mejor. Sin embargo, el 46 por ciento de 2000 estadounidenses encuestados en 2018 por la empresa de investigación de mercados OnePoll a pedido del minorista de ropa de cama Slumber Cloud dijo que desearía poder dormir apartado de su pareja.
“Algunas parejas están convencidas de que dormir separadas ha fortalecido su relación”, mencionó Ken Page, psicoterapeuta que vive en la ciudad de Nueva York, autor de Deeper Dating(Shambhala Publications, 2015) y anfitrión de un pódcast con el mismo título. “He trabajado con parejas que han dicho que dejar de preocuparse por dormir mal fue un alivio tal que les permitió apreciar los aspectos positivos de su relación y eliminó cualquier resentimiento que hubieran sentido en el pasado”.
Por supuesto que las parejas tienen sus propios motivos para querer dormir separadas.
“Más que una decisión, dormir algunas noches en camas separadas fue una solución práctica para lo difícil que me era descansar como es debido al compartir una cama con mi esposo”, comentó Jill Goebel, de 52 años, organizadora doméstica profesional de Brisbane, Australia. “Fue una combinación de sus ronquidos intensificados y mi dificultad intensificada para conciliar el sueño”.
Goebel mencionó que ella y su esposo, el científico Brett Goebel, de 52 años, “finalmente acordamos que yo dormiría en una habitación distinta unas cuantas veces a la semana, pero aún compartimos la misma alcoba”.
Cuanto más seguras se sienten las parejas en su relación, suelen sentirse más cómodas con la idea de dormir separadas.
“Las parejas felices de muchos años son más propensas a tener habilidades y patrones de comunicación bien desarrollados, los cuales son cruciales para que funcione el arreglo de dormir por separado”, explicó Adams.
Algunos dicen que el género también tiene algo que ver. “Normalmente, la esposa o la novia es la que está a favor de la idea de dormir en camas separadas”, dijo Rapini. “Las mujeres son más sensibles a los malos hábitos del sueño de su pareja, además de que el embarazo y los cambios o problemas hormonales pueden hacer que quieran dormir solas”.
Un estudio publicado en 2007 por la revista Sleep and Biological Rhythms reveló que las mujeres son más proclives a molestarse con la presencia del hombre en la cama que los hombres respecto de la mujer.