12 Junio 2019.
Foto: Alcaldía de Zipaquirá.
En Colombia hasta el año pasado, 8 de cada 10 personas adultas estaban bancarizadas, es decir, tenían al menos un producto financiero (ahorro o crédito). Esto es tres más de las que había en el 2008, cuando solo 5 tenían algún tipo de vínculo con el sistema financiero.
Tomado de: El Tiempo.
Y si bien la cuenta de ahorro sigue siendo el producto estrella para bancarizar a más ciudadanos, también son estas las que más dejan en el olvido las personas, al punto de que más de 43,3 millones no registraban movimiento alguno en los últimos seis meses.
Sin duda, las nuevas tecnologías han sido fundamentales para que hoy, 28 millones de adultos, de los 34 millones del país, tengan acceso a productos y servicios financieros. De ellos, 26,8 millones contaban al menos con un producto de depósito y 13,9 millones, con algún crédito vigente.
Lo anterior hace parte de los principales hallazgos que arrojan el ‘Reporte de inclusión financiera 2018’, dado a conocer ayer por la Superintendencia Financiera, y el programa estatal Banca de las Oportunidades, en el cual también se evidencian algunos vacíos, como la alta inactividad de las cuentas de ahorro (más del 59 por ciento), los 6,8 millones de adultos que permanecen por fuera del circuito financiero, en especial en las zonas rurales; el hecho de que los jóvenes de 18 a 25 años son los que tienen menos vínculos con la banca y la escasa cobertura de los seguros.
“No obstante los avances, el vaso está medio vacío porque el acceso en áreas rurales sigue bajo al comparar con las zonas urbanas”, sostiene Freddy Castro, director del programa estatal.
Lo dice aunque solo en dos de los 1.102 municipios del país, Taraira (Vaupés) y Arroyohondo (Bolívar), la cobertura financiera es crítica, pues no tenían ni oficinas ni corresponsales bancarios.
Y, aunque la oferta de productos financieros se ha incrementado de la mano de las nuevas tecnologías, las cuentas de ahorro y el crédito de consumo siguen siendo las principales entradas al sistema financiero. Según el reporte, 25,8 millones de adultos tenían una cuenta de ahorro; 8,9 millones, una tarjeta de crédito, y 6,8 millones, un préstamo de consumo.
El lío de las cuentas inactivas
Si bien las cuentas de ahorro tradicionales crecieron el año pasado 5,3 por ciento, hasta las 62,5 millones, el 59 por ciento no registró movimiento alguno en los últimos seis meses, por lo que se declararon inactivas. Es decir, unas 37 millones de cuentas estaban olvidadas por sus titulares.
Pero también nuevos productos de ahorro terminan olvidados, como cuentas de ahorro de trámite simplificado (Cats), de ahorro electrónico (Cae) y depósitos electrónicos que el Gobierno impulsó para acelerar la bancarización de gente de más bajos ingresos.
Así, de las 2,4 millones de Cats existentes, el 46 por ciento están inactivas; en las Cae, de 4,9 millones que hay, 3 millones están en esa condición (61,2 por ciento), el mismo porcentaje de inactividad de los depósitos electrónicos, de los que hay 4,1 millones. En conjunto, hay 74,3 millones de estos productos de ahorro, pero en uso, solo 31 millones, mucho menos de la mitad.
Expertos consultados sostienen que el fenómeno de la inactividad de las cuentas se debe a promociones de los bancos que las otorgan por aperturas de CDT o para el desembolsos de créditos; cuentas de nómina en acuerdos empresariales, o las que se incluyen en los portafolios financieros, entre otras.
Y agregan que el bajo rendimiento y la constante transferencia de cuentas por diferentes razones han llevado a que el uso de este producto caiga. “Como no tienen en su mayoría cuotas de manejo, los usuarios no las cancelan, sino que las dejan inactivas, creando este alto cargo administrativo para los bancos”, comentan.
Pese a ese nivel de inactividad, los expertos advierten que el quitarlas de las mediciones no afecta el nvel de bancarización, ya que, en un porcentaje muy alto, las cuentas inactivas tienen un alto nivel de duplicación. Significa que un usuario financiero con una o más cuentas inactivas probablemente tenga otra de uso regular y de manejo de la exención de impuestos de 4 x 1000.
Otros hallazgos
El informe también destaca que la población de 18 a 25 años es la menos atendida por el sector financiero, pues allí solo el 57,2 por ciento cuenta con algún producto financiero, muy por debajo, incluso, de la media de la población. Así, 6,8 millones de colombianos, situados en las zonas rurales y rurales dispersas, aún esperan ser incluidos en estas estadísticas.
En materia de cobertura geográfica también queda mucho por hacer, aunque la totalidad de los 1.102 municipios del país cuentan hoy con presencia de la banca. “Las ciudades y aglomeraciones, donde vivía el 67,1 por ciento de la población adulta en 2018, concentraron el 77,9 por ciento de las oficinas y corresponsales, mientras que los municipios rurales y rurales dispersos, donde habitaban el 16,5 por ciento de los adultos, representaron el 10,1 por ciento de los puntos de acceso”, precisa el informe.
Por eso, Castro dice que para avanzar en la tarea de más y mejor cobertura se trabaja en tres líneas de acción: generación de información focalizada a segmentos de población según sus necesidades y características.
También se profundizará la estrategia de educación financiera, en especial para población vulnerable y micro y pequeños empresarios, mujeres y jóvenes en el campo, y se promoverá el acceso a servicios financieros digitales, simples y a bajo costo, “en la medida en que la digitalización de canales y servicios financieros permite superar obstáculos como ubicación geográfica, el historial crediticio y los costos fijos de la oferta”, dijo el directivo de Banca de las Oportunidades.