15 Julio 2019.
Fotos:@hrhofsussex/@cabalfarah.
Farah y Cabal paralizaron el mundo del deporte blanco durante cinco horas y se llevaron el trofeo más codiciado.
Cuando se perdió el cuarto set en el tiebreak pensamos que todo estaba perdido. Habían transcurrido más de tres horas de partido y la noche se cernía sobre Londres. Las sensaciones no eran las mejores. Lo tenían todo para ganar y lo perdieron. Se desaprovecharon todas las oportunidades y parecía que otra vez el país se quedaba a las puertas de un triunfo histórico. Ante la falta de luz natural el techo de la cancha central se instaló. Fue una para de 17 minutos. Los franceses cuidaban sus heridas. Farah le pegó tres veces a Mahut. La primera fue en el primer set, un pelotazo en la ceja. Después fue en la pantorrilla. La herida quedó marcada. Pero el francés parecía de hierro y nada lo movía. Nada. En los 17 minutos de para el sudafricano Jeff Coetzee, quien acompaña a la pareja desde el 2014, les dio las claves que podían desbalancear una de las finales de dobles más parejas en la historia de un torneo que se juega desde 1877.
El quinto set parecía que se iba a alargar interminablemente. Sin embargo, en el quinto game, la maquinaria francesa empezaba a lucir imprecisa. En la tribuna los galos, que eran la inmensa mayoría, se comían las uñas. Fueron cuatro oportunidades de quiebre perdida hasta que lo consiguieron: rompieron por segunda vez en el partido el duro saque de Mahut y Roger-Vasselin. Sin embargo no pudieron mantener su saque y el match se puso 4-4. En las tribunas la gente se cansaba de aplaudir. Allí estaban desde actores de Hollywood como Woody Harrelson hasta la duquesa de Cambridge, la cada vez más impresionante Kate Middleton y Megan Markle. En el décimo game Farah se convirtió en una pantera y respondió a todo. Otra vez su ferocidad hizo mella en Mahut, lo golpeó dos veces más con la pelota. Aprovecharon el primero de sus dos oportunidades de quiebre.
En la tribuna Jeff Coetzee, acompañado del extenista Alejandro Falla y de la novia de Farah, la española Belén Mozo, golfista profesional quien escondía su angustia tras unas gafas oscuras. Cabal sacaba para partido. Empezó mal el punto. Los dos primeros games los perdieron. Como en deja vu volvían a la mente todas las veces en las que Colombia estuvo a punto de ganar algo y siempre se perdía. Pero la remontada fue espectacular hasta el punto de que uno tras otro se fueron ganando puntos hasta que Farah, en una pelota cruzada, consiguió lo imposible: dos colombianos se coronaban campeones en la Catedral del Tennis. Farah, después de tirarse en el piso a llorar de la emoción, subió las gradas de la catedral de tennis buscando a Belén. Le dio un beso y con los ojos arrasados en lágrimas la abrazó. El sueño se hacía realidad.