El hombre que acerco el mundo a la televisión colombiana, pionero del periodismo cultural de turismo y socio del CPB, muere a sus 77 años, hoy el Círculo de Periodistas de Bogotá; hace homenaje y lo recuerda por su más preciado legado, estas fueron las 27 cosas que aprendió en el mundo del vuelo y se las presenta a los colombianos.
Por: Héctor Mora Pedraza
1. Aprendí que en el Tíbet te traen una copa de té de Yak y luego le meten los dedos al líquido para espantar los espíritus. Y que no aplauden cuando las cosas salen bien sino cuando salen mal.
2. Aprendí que en China las mesas son redondas para que no haya cabecera y que la comida se sirve siempre para compartir. Es un concepto de Confucio.
3. Aprendí que en Japón hay que entregar las tarjetas personales cogiéndolas con la punta de los dedos por cada extremo y recibirlas de la misma forma, y con venia. Meterse al bolsillo la tarjeta es una grosería: estás dando a entender que te vas a sentar en el nombre de la otra persona.
4. Aprendí que hay que llevar una sábana blanca cuando entras a Argentina por tierra. Aunque suene raro, la policía la exige para que se puedan cubrir los cadáveres en caso de accidente.
5. Aprendí que en Benín, en el oeste de África, es muy peligroso hacer fotos al azar; sus habitantes creen que pueden perder el alma si son fotografiados.
6. Aprendí que en China el luto es blanco.
7. Aprendí que en Tailandia cruzar la pierna en una visita es una falta de cortesía: consideran que si la otra persona los señala con el zapato les está enviando una maldición.
8. Aprendí que, también en Tailandia, es inconcebible ponerle a un niño la mano en la cabeza y revolverle el pelo, pues creen que la divinidad reside en ella hasta los 12 años.
9. Aprendí que en India no se debe nunca saludar con la mano izquierda porque es únicamente para el aseo personal.
10. Aprendí que en Cuba no se puede, por ningún motivo, pedir sancocho: si lo haces, te traerán lavazas para los cerdos.
11. Aprendí que no hay que confiar en los sentidos: en Irlanda, una vez, tramitando los permisos para grabar en unos castillos, vi a una persona en falda y pelo largo que estaba dándome la espalda, y le dije: “Señorita, por favor”… Cuando se volteó me di cuenta de que era un hombre con el tradicional kilt.
12. Aprendí que en China el chop-suey es lo que sobró del día anterior.
13. Aprendí que, como regla universal, hay que declarar siempre que llevas más de 10.000 dólares y que en el mundo hay dos clases de dioses: la policía y los cónsules de Estados Unidos.
15. Aprendí que en China se escupe en la mesa para espantar a los malos espíritus.
16. Aprendí que en España los gallegos tiran sal por encima del hombro izquierdo para ahuyentar la mala suerte. También que si le das una noticia muy mala a un gallego, se quita el vestido que lleva puesto y lo quema.
17. Aprendí que los chinos consideran al 8 el número de la suerte. Por eso, los Juegos Olímpicos de Pekín fueron el día 8 del mes 8 (agosto) de 2008 y la llama olímpica se encendió a las 8:08 minutos.
18. Aprendí que hay platos tan exóticos que no pueden comerse: nunca pude con la sopa de mariposas en Hong Kong ni con los sesos de mico crudo en Mongolia: le abren la cabeza al animal enfrente de uno y le sacan los sesos mientras todavía está vivo.
19. Aprendí que a veces, por educación, tienes que aceptar lo que te ofrecen. En Hong Kong, por ejemplo, tuve que tomar sangre de culebra y me sorprendí con el sabor: parece Coca-Cola vieja y helada.
20. Aprendí —aunque no soy religioso— que en el Tíbet uno siente una fuerza espiritual rara, enorme.
21. Aprendí que en Asia recostarse contra una estatua de Buda para una foto es delito religioso y puede uno terminar en la cárcel.
22. Aprendí que para los musulmanes el pan es un símbolo religioso y es ofensivo tirarlo al suelo.
23. Aprendí que en Suecia no se trabaja a partir del sábado y, por eso, es posible que no encuentres gasolina en las estaciones.
24. Aprendí que en Leicester Square, en Londres, consigues entradas para las obras de teatro y los musicales del día con el 50 % de descuento.
25. Aprendí que en China te puedes tirar una cita de negocios si, en vez de saludar con una venia, te da por besar a una mujer en la mejilla o intentas apretarle la mano a otro hombre. Es una falta de respeto.
26. Aprendí que uno cambia mucho con los viajes, que salir te abre la mente y que, al final, el mundo no es tan ancho como uno cree.
27. Aprendí —después de hacer El mundo al vuelo durante 30 años— que es muy importante programar cualquier viaje y leer sobre historia y geografía; después de todo, es mejor conocer tres países en tres semanas que seis en 15 días.
*Texto publicado por Soho en 2015.