2 Agosto 2019.
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El informe más detallado de las prescripciones médicas que se hacen en el país por fuera del Plan de Beneficios en Salud a través del aplicativo Mipres fue dado a conocer este jueves por la Administradora de Recursos del Sistema de Seguridad Social en Salud (Adres).
Se trata de un documento que retrata de manera objetiva a dónde van los cerca de 3,13 billones de pesos anuales de los llamados recobros, que hoy son el principal reto que tienen las finanzas de este sector.
Con datos exactos, se logró establecer que el año pasado los profesionales de la salud realizaron 5,5 millones de prescripciones de medicamentos y servicios no cubiertos por la Unidad de Pago por Capitación (UPC, dinero que reconoce el sistema a las EPS por la salud de cada afiliado) a un poco de más de 2 millones de personas. Del total, fueron suministradas efectivamente 4 millones de fórmulas.
El 84 por ciento de las prescripciones fueron medicamentos, el 8 por ciento, procedimientos, y el porcentaje restante se calcula entre productos nutricionales, servicios complementarios y dispositivos. Si bien dentro de este análisis se incluyen elementos necesarios para atender enfermedades de alto costo, como el cáncer o las huérfanas.
Y aunque bajo este esquema se garantiza que pacientes con enfermedades de alto costo, como cáncer, renales, reumáticas, neurológicas o huérfanas, tengan una cobertura completa para sus tratamientos, llama la atención que los listados están encabezados por productos e insumos que, dadas sus características, ameritan una revisión de fondo sin afectar la autonomía médica, según expertos.
Muchas lágrimas
El año pasado, el medicamento más prescrito, de lejos, fueron las lágrimas artificiales (para lubricar los ojos), con 332.581 fórmulas, a razón de casi mil diarias, cada unidad con un precio promedio de $ 20.000. Si cada receta fuera de solo un frasco, el monto sería de 6.700 millones de pesos al año tan solo para este producto.
Para Juan Gonzalo López, presidente de la junta directiva de Acemi, gremio de las principales EPS del contributivo, ningún monto debería causar polémica siempre y cuando fuera utilizado para quien en realidad lo necesita. Sin embargo, sugiere que en este caso podría tratarse de un desborde en razón a que los diagnósticos específicos de ojo seco son mucho menores que los volúmenes de formulación.
“Es urgente revisar las pertinencias de las prescripciones de acuerdo con el diagnóstico y la evidencia para determinar su verdadera necesidad. Y en caso de que sean absolutamente necesarias, pensar en un proceso para que sean incluidas en el Plan de Beneficios, financiadas con el valor de la UPC, o que se establezca techos presupuestales”, aseguró.
Para algunos oftalmólogos, la cifra de formulaciones puede estar acorde con las necesidades si se tiene en cuenta que el 35 por ciento de la población podría padecer de ojo seco.
En el segundo lugar en la categoría de medicamentos más formulados en Mipres está la Pregabalina, un inhibidor neurológico utilizado para manejar el dolor, la epilepsia y otras alteraciones, pero que a juicio de Juan Miguel Griego, expresidente de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor, es incomprensible que se haya recetado 254.000 veces el año pasado si se tiene en cuenta que sus indicaciones son muy específicas, al igual que su dosificación y su seguimiento.
“Creo que muchos colegas le otorgan una propiedad de panacea sin saber si funciona realmente. Este análisis exige revisar este tipo de prácticas para que no solo un fármaco llegue a quien lo necesita, sino que haga efecto”, afirma.
Suplementos a granel
Los suplementos nutricionales, que representaron el año pasado 272.750 recetas médicas, generan aún más controversia, ya que de acuerdo con la Adres, al analizar estos productos, los más prescritos corresponden a la marca Ensure, en siete diferentes presentaciones, y la marca individual más prescrita es Prowhey NET.
La polémica con que este tipo de productos se facturen vía recobro no es nueva, porque, según explica la nutricionista Patricia Savino, directora del Centro Latinoamericano de Nutrición (Celan), no deberían ser suministrados a enfermos de manera prolongada y sin control estricto por las características de su composición, como ocurre con muchas de estas fórmulas.
“Más de la mitad de la composición de la mayoría de ellos es azúcar, fructosa y sólidos de jarabe de maíz, que aumentan el riesgo de hígado graso, diabetes, enfermedad cardiovascular y ganancia de peso”, señala la experta. “Todo esto puede empeorar la condición de cualquier enfermo, y por eso se exige que los profesionales de la salud sean claros en cuanto a las condiciones de fórmula”, agrega. Eso sin contar que cuando se prescriben en grandes cantidades, muchas personas terminan por comercializarlos por su cuenta, remata.
José Félix Patiño, académico y pionero en la nutrición clínica, manifiesta, por otra parte, que el Ensure ha sido “el caballito de batalla de la nutrición enteral desde hace muchos años, pero hoy requiere análisis de evidencia para continuar su uso o cambiarlo”.
El viceministro de Salud, Iván Darío González, añade en este punto que los productores de estos suplementos deberían autorregularse y diferenciar de manera clara cuáles productos son para enfermos dentro del sistema de salud y cuáles se pueden vender de manera libre. “No se pueden subsidiar a quienes no los necesitan”, acota.
Pañales y transporte
Casi 130.000 fórmulas de pañales y 12.742 órdenes de transporte particular (no ambulancias) también generan inquietud en virtud a que caen en los llamados servicios sociosanitarios, que desde hace tiempo se ubican en una zona gris. Algunos consideran que no deben ser cubiertos con dineros del sector y otros alegan que son parte de la atención al enfermo.
“Estos servicios deben llegar a quienes los necesitan. El que tiene plata los tiene que pagar de su propio bolsillo, porque todos debemos jugarle limpio al sistema de salud. Frente a los pañales, se sabe que hay abuso y corrupción porque, incluso, terminan vendiéndose a particulares. Otras personas aprovechan el transporte para hacer mercado y eso lo hemos denunciado”, critica Dennis Silva, vocero de Pacientes Colombia.
En ese sentido, el viceministro González afirma que se debe buscar una fuente de financiación distinta a los recursos del sistema para cubrir este rubro.
El análisis del informe
Diversas voces en el sector celebraron que se produzca información tan detallada. Diana Cárdenas, viceministra de Protección Social, dice que el Gobierno viene adoptando decisiones que buscan mayor eficiencia en el uso de los recursos públicos de salud. Pero es clara en que “este esfuerzo no será suficiente sin el compromiso decidido de autorregulación de quienes prescriben y direccionan el gasto, basando su práctica en reflexiones sobre seguridad y efectividad”.
Para el viceministro González, entender la dinámica de estas prescripciones apunta “a una visión de país alrededor de recursos limitados que nos va a ayudar a acabar con el desequilibrio que tenemos”. “Necesitamos que sea un juego transparente y estos procesos deben ser parte del acuerdo de punto final que impulsamos”, indica.
Por su parte, César Burgos, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, concluye que los resultados de este informe son apenas una radiografía general “sin análisis de pertinencia y necesidad, y por eso es necesario profundizar como gremio en los determinantes y justificaciones de las fórmulas que se hacen a través del Mipres, respetando a toda costa la autonomía médica”.