19 Septiembre 2019.
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El mundo se engorda a pasos agigantados, al punto que el sobrepeso y la obesidad son un problema de salud pública en la mayoría de los países. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el 2016 el 39 por ciento de los adultos tenía sobrepeso y el 13 por ciento eran obesos.
Eso equivaldría a decir que una de cada 4 personas adultas en el planeta (1.900 millones) está por encima de su peso ideal y se enfrenta graves riesgos para su salud. En Colombia, la más reciente Encuesta Nacional de Situación Nutricional (Ensin 2015) encontró que el 56 por ciento de los habitantes se encuentra en esta condición, con el agravante de que un gran número de ellos son niños y adolescentes.
Como el problema desborda lo colectivo y cae en lo personal, muchas personas tratan de todas las formas posibles de bajar de peso y en esta carrera aparecen inescrupulosos, falsos influenciadores, dietas y productos milagrosos y recetas populares -algunos inocuos y otros muy peligrosos- que al final tienen más pinta de estafa que de cualquier otra cosa porque sencillamente no pueden cumplir lo que prometen.
Así que en aras de poner los puntos sobre las íes, tenga en cuenta esta información si de verdad está interesado en bajar de peso.
Mentira. Iván Darío Escobar, médico endocrinólogo y experto en obesidad, explica que al traspirar solo se pierde agua que se puede recuperar fácilmente con la ingesta. Y aunque al eliminarla se pueden perder unos gramos esto no quiere decir, de ninguna manera, que se haya quemado ningún tipo de grasa. En estos casos, según el experto, cualquier pérdida de peso puede ser producto de la deshidratación, algo que puede poner en riesgo el funcionamiento del organismo.
La única forma de quemar grasa es practicando una actividad física de manera adecuada, con asesoría, ajustada a una alimentación equilibrada.
“No comer carbohidratos es vía directa a bajar de peso”
Esta es una gran mentira porque no son los carbohidratos por sí solos los que hacen aumentar de peso sino el exceso de calorías en el día a día. Hay que partir del hecho que los carbohidratos, presentes en harinas y cereales, por ejemplo, son la principal fuente de energía del organismo y la más fácil de utilizar, por lo que suprimirlos de manera absoluta lo único que provoca son desajustes metabólicos que terminan por acudir como fuente de energía otro tipo de elementos que resultan más costosos desde el punto de vista funcional para el organismo, indica la nutricionista Nohora Bayona.
Lo recomendable es consumirlos en porciones adecuadas, según la necesidad de cada persona y las actividades que realiza.
“Comer solo productos light hace bajar de peso”
Falso. La denominación “light” que se le da a algunos alimentos no significa que estén libres de azúcar, grasa o calorías, y de ninguna manera garantiza que sea más sano que otros productos, “porque en realidad lo que tienen son un poco menos de calorías comparados con otros, pero no están exentos de preservantes y aditivos, sobre todo cuando son industrializados”, asegura Iván Escobar.
En síntesis, estos productos, así tengan poco aporte calórico, también pueden ser causantes de sobrepeso si se consumen en grandes cantidades.
“No coma en la noche que lo engorda más”
Esto no tiene ningún tipo de soporte. El cardiólogo Gabriel Robledo, de la Fundación Colombiana de Obesidad, explica que si una persona come pequeñas porciones durante todo el día no tendrá que excederse en la última ración nocturna. Lo que ocurre es que muchas personas no se alimentan bien en el día y concentran toda su alimentación en la noche, llevando al mito de que por la falta de actividad en ese horario el metabolismo transformará todo en grasa que no se quema.
Por el contrario, dejar de comer en la noche altera de forma significativa el metabolismo, con bajos índices de azúcar en la sangre que pueden impulsar en la próxima comida a comer más de la cuenta o a experimentar una necesidad casi compulsiva por los elementos dulces. Todo esto con un efecto contrario.
Lo importante es que se fijen horarios y que se busque una dieta equilibrada al menos en cuatro comidas con unos pequeños bocadillos entre ellas para que no se sienta hambre.
“Esa faja le baja la barriga”
Increíblemente, aún existe gente que cree que apretar el cuerpo con elementos externos elimina grasa localizada, tanto que en el mercado se ofrecen fajas abdominales para reducir medidas en esa zona. Hasta ahora, según el endocrinólogo Escobar, no se ha demostrado de ninguna manera que, además de proyectar un efecto visual, dichos artículos tengan beneficio en la intención de reducir el peso.
Estas prendas tan comunes en materiales que varían desde el elástico hasta el plástico convencional lo único que logran es aumentar el riesgo de que la persona se deshidrate y se desequilibre metabólicamente, además de promover alteraciones posturales e incluso compromisos en las vísceras por presiones externas indebidas.
¿Qué es lo que verdaderamente funciona?
Bajar de peso, según los expertos consultados, requiere desequilibrar la ecuación de consumo calórico frente a gasto de energía, a favor de este último factor. Esto quiere decir que se necesita una dieta saludable, diseñada preferiblemente por un profesional de la nutrición con un contenido diario calórico de entre 1.500 y 2.000 calorías para una persona adulta, a partir de carbohidratos, proteínas y grasas en las cantidades justas.
Todo esto debe sumarse a un plan de actividad física que incluya ejercicio regular (más de 150 minutos repartidos en cinco días de la semana), ojalá con una supervisión médica regular.
El cardiólogo Robledo apunta que algunas personas presentan alteraciones metabólicas y orgánicas que impiden que estas recomendaciones tengan el efecto deseado. En esos casos se requiere una orientación profesional y médica, evitando caer en trampas como las aquí descritas.