Mínimo: «Líder no es quien despierta nuestra violencia, sino quien nos libra del horror»
Por: Ricardo Silva Romero 

Colombia no puede seguir conformándose con menos de lo mínimo: y lo mínimo es, por ejemplo, que los políticos del país dejen de resolver sus líos estigmatizando –como poniéndoles un blanco en la espalda– a los periodistas.

Líder no es quien despierta nuestra violencia, sino quien nos libra del horror. Y una sola palabra contra un periodista, en este país en el que 153 han sido asesinados desde 1977, es una orden para los perros bravos y los ángeles vengadores y los ejércitos privados que viven esperando una señal. Está bien que se critique al presidente Santos por insistir en que el problema es que algunos columnistas se concentran en la parte mala –está bien criticarlo, digo, porque un grave defecto de su gobierno ha sido la convicción de que la culpa es de los otros–, pero él no suele pasar de la queja al estigma, a la calumnia que pone en peligro.

Un lector al que admiro me ruega que no hable más del expresidente Uribe. Yo le ruego de vuelta que entienda que, si la idea sigue siendo que esto sea una democracia, si la idea sigue siendo que nadie esté por encima de la ley, ninguno de nosotros puede dejar pasar sus acusaciones infundadas e impunes contra los periodistas como resignándose a que “calumnia” e “injuria” sean palabras en vías de extinción. Estaremos perdidos el día en que sea lo normal que –sin ninguna prueba, pues se trata de que la venganza se adelante a la justicia– un expresidente acuse de ser un delincuente a un ciudadano que lo está cuestionando con documentos en la mano. Quizás el día ya llegó, querido lector al que admiro, y quizás a una parte del país le parezca bien –leí en redes– “jugar al tiro al blanco” con los críticos del uribismo: razón de más para escribirlo.

Si la idea sigue siendo la democracia, no puede parecernos normal que un líder con semejante poder sea capaz de calumniar e injuriar como si solo se estuviera defendiendo.

El expresidente llamó a Yohir Akerman “desteñido militante del Eln”, el martes 29 de marzo de 2016, por traer a la memoria aquel reporte de la DIA; llamó a Daniel Coronell “extraditable”, “sometido a las Farc” y “enemigo de paramilitares”, el domingo 27 de noviembre de 2016, por denunciar sus saboteos al proceso de paz; llamó a Julián Martínez “periodista pro Farc”, el lunes 15 de mayo de 2017, por reseñar los subsidios oficiales que recibió su finca mientras él era el presidente; llamó a EL TIEMPO “obligado por el terrorismo”, el viernes 19 de mayo de 2017, por contar que la justicia le había ordenado retractarse por llamar delincuentes a los jóvenes asesinados en Soacha; llamó a Daniel Samper Ospina “bandidito”, “maltratador de niñas” y “payaso”, el sábado 20 de mayo de 2017, por traer a colación los tales subsidios.

Y es lo mínimo que los periodistas lo denuncien por calumnia para que, así el daño ya esté hecho, así los lobos solitarios hayan sido ya notificados, tenga él que ir a la Corte Suprema a pedirles perdón: ya el viernes 29 de julio de 2016 tuvo que excusarse con Hollman Morris por haberlo llamado “servil al terrorismo”, y propiciar, por ejemplo, que un hombre se ofreciera en las redes a matarlo.

No puede pasar. Si la idea sigue siendo la democracia, no puede parecernos normal –“ah, él es así…”– que un líder con semejante poder sea capaz de calumniar e injuriar como si solo se estuviera defendiendo: creo, lector, que tenemos que salir reconciliados e ilesos de esta guerra vieja en la que vale cualquier falsedad porque cualquier cosa vale, pero también creo que para lograrlo es importante cuidar las palabras, devolverles su peso, su gravedad; reconocer que buscar el fin del conflicto es también estar en contra de las Farc, el Eln, los paramilitares; aspirar a que las leyes sean las reglas del juego; notar que la Constitución nos llama a redoblar esfuerzos para superar esta violencia que ha sido nuestra norma, y redoblarlos: eso es lo mínimo.

www.ricardosilvaromero.com

Tomado: ElTiempo

http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/ricardo-silva-romero/minimo-calumnias-de-alvaro-uribe-hacia-periodistas-92434