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Opina el periodista Javier Baena, socio y miembro de comisión de ética del CPB que: “La lucha contra la discriminación de género y el populismo del lenguaje inclusivo ha llevado a la depredación de la gramática castellana. Muchos gobernantes y dirigentes políticos para evitar ser calificados de excluyentes utilizan el masculino a la par del femenino quebrantando normas elementales del lenguaje. Y han ido más allá consagrando en constituciones y leyes unos textos plagados de errores gramaticales pero que suenan muy incluyentes del género femenino. Por eso los periodistas debemos recordar y aplicar las normas básicas del idioma pues somos los maestros que, a través de los medios masivos de comunicación, enseñamos el uso correcto del castellano”.
La glosa del periodista Javier Baena plantea la sugerencia de retornar a las normas de la correcta sintaxis del español en el empleo de los epicenos. El epiceno del griego, ἐπίκοινος (epíkoinos, “sobre lo común«), en latín epicoenus, se aplica al masculino y al femenino de algunos adjetivos o sustantivos del español, en forma correcta.
Los colombianos amamos la paz (los hombres y las mujeres) y luchamos por la defensa de los niños (de los niños y de las niñas), propuesta vehemente de los padres de familia (padres y madres), si esto se logra estaremos complacidos (los hombres y las mujeres); lo anterior nos indica que el masculino es inclusivo. En cambio el género femenino es exclusivo; las mujeres están molestas, (sólo ellas); las niñas están de fiesta (solamente ellas).
En similar orden de ideas, no es válido el desdoblamiento de género cuando se dice: María está casada con Pedro y Pedro está casado con María, (incorrecto), lo correcto es: María y Pedro están casados.
Hay participios verbales que son epicenos, de presidir: el presidente y la presidente; de navegar: el navegante y la navegante; de nacer: el naciente y la naciente; de vibrar: el vibrante y la vibrante; de triunfar, el triunfante y la triunfante, de cantar: el cantante y la cantante, etc.
Epicenos que necesitan el artículo “el” o “la”. El periodista, la periodista; el joven, la joven; el atleta, la atleta, el canciller, la canciller; el cómplice, la cómplice; el testigo, la testigo; el cónyuge, la cónyuge; el finalista, la finalista; el aprendiz y la aprendiz, etc.
Epicenos que necesitan la aclaración de hembra o macho: el gorila hembra, el gorila macho; la jirafa hembra, la jirafa macho; el águila macho, el águila hembra; el hipopótamo hembra, el hipopótamo macho.
Algunos pronombres son epicenos: alguien ha venido (hombre o mujer) y nadie ha venido, (ni hombre, ni mujer), y los pronombres personales “yo” para los hombres y para las mujeres, “tú” para el hombre y para la mujer.
Adjetivos con género masculino y femenino especial. El emperador, la emperatriz; el actor, la actriz; el aprendiz, la aprendiz; el príncipe, la princesa; el alcalde, la alcaldesa.
Las anteriores observaciones favorecen el estilo literario y evitan explicaciones o repeticiones en el lenguaje, (así lo declara la propia RAE), para no deformar la estructura lingüística y gramatical de la lengua.
- Cfr. Medina Guerra, Antonia M.. Manual de lenguaje administrativo no sexista.
- Asociación de estudios históricos sobre la mujer, Universidad de Málaga.
- Área de la mujer. Manual de lenguaje no sexista, Universidad Politécnica de Madrid.
- Bosque, Ignacio. Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer. Nueva Gramática de la Lengua Española. RAE, 2009.
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Por: Teodoro Gómez G, socio y miembro de comisión de ética del CPB.