12 Agosto 2019.
Durante el último año el peso colombiano fue la sexta moneda que más valor perdió en el planeta, no obstante, las exportaciones crecieron menos que las importaciones.
Por: Mario Alejandro Valencia / Las 2 Orillas.
Lo que podría ser una buena noticia se ha convertido en un dolor de cabeza. Durante el último año el peso colombiano se ha devaluado 18,4 %, siendo la sexta moneda que más valor ha perdido en el planeta. Se supone que el fortalecimiento del dólar debe traducirse en un incremento en las exportaciones; al menos eso dice la teoría económica. Pero en el periodo agosto de 2018 a mayo de 2019, estas apenas crecieron 2,1 %, mientras las importaciones con dólar caro lo hicieron en 11,7 %.
La otra parte de la historia, que poco se cuenta en Colombia, es que para exportar primero se necesita producir, y ahí está –justamente- la debacle económica en la que se encuentra el país. Durante 2018 el PIB industrial creció 1,8 % y en el primer trimestre de 2019 lo hizo en 1 %. Mientras tanto, el consumo de los hogares creció 8,1 % entre agosto de 2018 y junio de 2019. Así las cosas, las necesidades de bienes de la población nacional se atienden cada vez más con mercancías fabricadas con capital y trabajo extranjero, mientras la tasa de desempleo colombiana no ha parado de crecer desde 2014 (año móvil julio – junio). Como resultado, en el último año el déficit comercial se incrementó 102 %.
La otra parte de la historia
es que para exportar primero se necesita producir,
y ahí está –justamente- la debacle económica del país
A lo anterior se suma la rebaja en la tasa de interés de la FED y la devaluación del yuan. Ambas situaciones, provocadas de manera separada, llevan a un fortalecimiento del dólar que provoca un efecto contrario a lo pensado por el presidente Trump: mientras más valor pierda la moneda china, más aumentarán las exportaciones que ese país (no el nuestro) produce.
Si la economía colombiana dependiera más del desempeño interno y fuera menos vulnerable a los vaivenes globales, el bolsillo de los hogares estaría más protegido frente a esta situación. No obstante, por cada dólar que el precio del petróleo caiga, como viene ocurriendo, el país perdería $ 429.000 millones entre impuestos y dividendos.
Que esta coyuntura sirva de alerta y oportunidad para que el empresariado colombiano y sus gremios, en lugar de ser un comité de aplausos de los discursos políticos del gobierno, comiencen a preocuparse por la competitividad vista como una sumatoria de elementos y exijan correctivos económicos para estimular la producción. China es un buen ejemplo.