28 Octubre 2019.
Tomado de: El Tiempo.
El preconteo deja un mapa regional cada vez más alejado de los tradicionalismos políticos y a dos de los principales líderes de mayor reconocimiento con sus principales cartas ‘quemadas’. Las urnas también arrojan luces sobre otros ganadores diferentes a los candidatos.
Sergio Fajardo como presidenciable
GANARON. La victoria de Claudia López en Bogotá tiene múltiples lecturas, pero se resalta la que implica que el excandidato presidencial Sergio Fajardo quedó como figura principal en el partidor por la Casa de Nariño en 2022.
Si bien aún faltan dos años para que se dé esa contienda, su respaldo público a López –que le valió la reedición de una dura pelea con Petro– ratifica que por lo menos en la capital del país mantiene una influencia y un caudal importante.
De hecho, desde hace cuatro meses se radicó en Bogotá para alistar su campaña presidencial.
Para Mauricio Velásquez, catedrático de los Andes, “es evidente que Fajardo gana a través de Claudia, quien fue su fórmula vicepresidencial en 2018, lo cual también se potencia con el desgaste del actual gobierno de Iván Duque y todo lo que este representa”. Falta ver si logra el consenso que sí consiguió López.
La casa Char y Carlos Caicedo
GANARON. En la Costa Atlántica se registraron dos triunfos que marcan tendencia. En Atlántico, la casa Char ganó la gobernación –con Elsa Noguera– y la alcaldía de Barranquilla –con Jaime Pumarejo–, a lo que se le debe sumar que en torno a sus candidatos sentaron a tres expresidentes: Álvaro Uribe, César Gaviria y Andrés Pastrana. Y todo lo coordinó el líder de la familia, Fuad Char, desde su casa.
Además, ese apoyo político mayoritario pone a este apellido a jugar fuerte para el 2022. Y justo en el departamento de al lado, en Magdalena, un ‘antipolítico’ se alzó con el triunfo. Carlos Caicedo se quedó con la gobernación a nombre de Fuerza Ciudadana, y con la capital, Santa Marta, con su ficha Virna Johnson. Se impusieron sobre casas como los Cotes y los Noguera.
“Triunfan, sin duda, aunque por distintas razones”, señaló el analista Jorge Cuervo.
Álvaro Uribe y Gustavo Petro
PERDIERON. Dos de los líderes de mayor reconocimiento nacional –de orillas políticas opuestas– volvieron a demostrar que su caudal electoral no es transferible.
El senador Álvaro Uribe, del Centro Democrático, al igual que su colega en el Congreso Gustavo Petro, de Colombia Humana, vieron ayer cómo sus principales apuestas terminaron derrotadas en las urnas.
Los candidatos uribistas a la alcaldía de Medellín (Alfredo Ramos) y a la gobernación de Antioquia –fortín natal de Uribe– se tuvieron que limitar al segundo lugar, mientras que su carta en Bogotá, Miguel Uribe, se relegó en el cuatro puesto. Y los dos claves para Petro –Hollman Morris, en Bogotá, y Nicolás Petro (su hijo), en Atlántico– tampoco ganaron. De hecho, Petro y Uribe, con bemoles, admitieron su derrota. “Perdieron como electores”, aseguró el catedrático del Externado Jaime Duarte.
Los partidos tradicionales
PERDIERON. Aunque los llamados partidos tradicionales emitieron anoche comunicados reclamando el liderazgo sobre varias de las 32 gobernaciones, los resultados muestran lo contrario. Solo seis de estas quedaron en cabeza de un único partido (2 liberales, 2 del Centro Democrático, 1 de ‘la U’ y 1 conservadora), y las otras 26 fueron para aspirantes que se lanzaron por coalición.
De hecho, en los comicios de ayer hubo 5.694 candidatos en coalición, 5.060 más que las elecciones de 2015.
“Los partidos ya no tienen el monopolio de las candidaturas, el problema es que también pierden los ciudadanos, porque hacer control y exigir responsabilidad política a un gobierno de varios es más complicado”, precisó Fernando Giraldo, politólogo de la Javeriana. Pero agregó que a nivel de alcaldías locales, asambleas y concejos sí mantienen su representatividad.