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La reforma política del gobierno prometía enfrentar la corrupción electoral, pero quedó sin su principal antídoto. Así quedó aprobada en primera vuelta.
Tomado: Portal Web Semana.
De acuerdo a como fue aprobada en la primera vuelta, la reforma política que el gobierno de Iván Duque presentó al Congreso plantea muy pocas modificaciones al actual sistema político y electoral, como era su propósito. Había sido presentada como uno de los proyectos bandera en la lucha anticorrupción, pero lo aprobado por el Congreso en sus primeros cuatro debates contempla pocos mecanismos eficaces para cumplir este propósito.
El corazón de la reforma había sido la propuesta de eliminar el voto preferente, que actualmente existe en las elecciones para Congreso, concejos y asambleas, y establecer la obligación a los partidos políticos de presentar listas cerradas a estas corporaciones públicas.
Con esta medida se pretendía combatir el clientelismo, la compra de votos, y las millonarios sumas detrás de cada campaña individual, ya que el voto preferente había sido diagnosticado como la raíz de todos estos males de la política colombiana.
Entre otras porque con las listas abiertas los candidatos competían entre sí por tener la mayor cantidad de votos que les garantizara una curul, circunstancia que ha propiciado que en las campañas políticas se inviertan cuantiosas sumas de dinero, propiciando la compra y venta de votos, además de una competencia fratricida entre candidatos de un mismo partido que ha destruido la unidad ideológica de estos.
El cambio de listas abiertas a cerradas generaba inquietudes y temores en muchos partidos políticos. Desde el principio del trámite de la reforma se percibía un ambiente poco favorable para que quienes se eligieron con el mecanismo del voto preferente lo cambiaran.
Eso se evidencio en que en el cuarto debate, en la Cámara de Representantes, congresistas de partidos como el Liberal, Cambio Radical, Alianza Verde no aprobaron el artículo de las listas cerradas, decisión con la que la reforma política parecía quedar sin su principal esencia.
El considerado corazón de la reforma política anticorrupción pudo salvarse en el trámite de la conciliación, pero la Cámara de Representantes impuso su voluntad frente al Senado, donde este artículo sí había sido aprobado.
La eliminación de las listas cerradas también se llevó por delante la disposición para que las listas de candidatos fueran paritarias en un 50% y de forma alternada, es decir que se organizaran un hombre y una mujer. La disposición significaba que en adelante la mitad de los integrantes de las corporaciones públicas serían mujeres.
El hundimiento de las listas paritarias también es otra mala noticia para el presidente Iván Duque que ha propiciado la igualdad de género como lo dejó en evidencia con el nombramiento de su gabinete.
El gobierno no se dará por vencido a pesar del duro revés que sufrió en la Cámara de representantes. La ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez, confirmó que darán la batalla por las listas cerradas en la segunda vuelta, ya que a partir de marzo el proyecto volverá a ser discutido y tendrá que superar otros cuatro debates.
Para ello, confirmó la funcionaria, el presidente Iván Duque se reunirá con los partidos políticos para alcanzar nuevos consensos en torno a la reforma política y espera que en la segunda vuelta los partidos políticos decidan revivir las listas cerradas.
El consuelo en materia anticorrupción para el presidente es que en la reforma política se aprobó el límite para que congresistas, concejales y diputados solo puedan permanecer tres periodos en las respectivas corporaciones. Ese había sido uno de los siete mandatos de la consulta anticorrupción que fue respaldada por doce millones de votos. Tal iniciativa se había hundido en la Cámara de Representantes pero revivió por la vía de la reforma política, y curiosamente la misma Cámara de representantes la aprobó.
La reforma política, además, mantuvo la organización del Consejo Nacional Electoral, a pesar de que se reclamaba una reforma a este organismo por su ineficacia y por su origen político, pues sus magistrados pertenecen a los partidos y son elegidos por los congresistas.
Entre lo poco que quedó de la reforma hay algunas disposiciones que podrían interpretarse favorables para los congresistas, como la posibilidad de que puedan renunciar a sus cargos para ser ministros, o que tengan la iniciativa del gasto de las quinta parte del presupuesto general de la nación, que ha sido señalada como una forma de compensar la falta de mermelada.
En lo aprobado por el Congreso, la reforma avanzó en que la financiación de las campañas políticas será preponderantemente estatal, y que los partidos políticos deben establecer mecanismos de democracia interna para elegir sus candidatos.
La primera vuelta de la reforma política supuso un duro golpe para el gobierno en su bandera anticorrupción, pero tendrá otros cuatro debates para revertir la situación. Eso sí, no la tendrá fácil.