¿Transporte incomunicado?

Dom, 04/02/2017 – 06:24

Aunque parece un contrasentido que el transporte, signo de comunicación, esté incomunicado, los hechos sucedidos en Bogotá esta semana alrededor del sistema de transporte público muestran que es necesario que Transmilenio y otros Sistemas Integrados de Transporte fortalezcan la comunicación con sus usuarios.
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La escena era diferente a lo que uno había visto. Centenares de personas caminando a lo largo de la Autopista Sur, desde Soacha hacia el Portal del Sur en Bogotá, buscando llegar a este lugar para tomar un bus que los llevara a sus trabajos y a sus lugares de estudio.

Caminando, llenaban de lado a lado el carril exclusivo de Transmilenio impidiendo, por la ocupación de la vía, el tránsito normal de buses articulados y buses alimentadores.

Todo se originó en un pequeño bloqueo que algunas personas hicieron en la Estación León XIII de Soacha, impidiendo que los buses rojos del sistema transitaran por la Autopista Sur y transportaran a los pasajeros desde Soacha y desde estaciones posteriores, como Bosa, hasta las centralidades de Bogotá, como cotidianamente lo hacen.

Los pasajeros sabían qué debían hacer. Caminar hasta una estación o portal próximos donde pudieran tomar transporte público. El carril mixto, por donde pasan los vehículos particulares, el transporte intermunicipal el transporte de carga y los buses zonales del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP), entre tanto, continuaba funcionando normalmente con una ocupación vehicular alta.

Cuando eran cerca de las siete de la mañana, los pasajeros, deseosos de transportarse, comenzaron a llegar al Portal del Sur. Pero como venían por el carril exclusivo de los buses de Occidente a Oriente, quisieron entrar por la puerta destinada a la salida de los buses del Portal del Sur, lo que automáticamente impidió la salida de los buses articulados a sus destinos y “bloqueó” este Portal, que da vía a las rutas de la Autopista Sur y de la Carrera 30 o Avenida Norte-Quito-Sur (NQS) hacia el Oriente, el Centro y el Norte de la ciudad.

Sucedió, entonces, que de forma involuntaria la gente bloqueó el Portal desde donde quería transportarse. Y comenzó la desorientación.

Como ya no valía la pena ingresar al Portal del Sur por estar bloqueado, los pasajeros siguieron caminando a lo largo de la Autopista Sur. En momentos en que llegaron a la altura del Frigorífico Guadalupe, un punto de referencia por ser un paso peatonal semaforizado y por ubicarse ahí un comercio de productos cárnicos, la vía se hace más angosta e hizo que los pasajeros ocuparan también el carril mixto ocasionando un doble bloqueo y haciendo más difícil la movilidad.

El resto de la historia ya lo sabe la ciudad y Colombia. Las causas del bloqueo de la Estación León XIII y las personas que lo originaron no hacen parte del presente análisis. Lo que sí importa aquí y hace parte del análisis es la precariedad en la que se encuentra la comunicación con los usuarios en los Sistemas Integrados de Transporte (SIT).

Estos, los SIT, son innovadores en la medida en que le dan al Estado el control de la operación del transporte público luego de que por décadas estuviera en manos de privados. Este control les permite a los gobiernos organizar el transporte y hacerlo más eficiente en términos de rutas, flota, disponibilidad, frecuencias, ocupación de vías, medios de pago, entre otros aspectos.

Los Sistemas Integrados de Transporte (SIT), también llamados en Colombia Sistemas Integrados de Transporte Masivo (SITM), Sistemas Integrados de Transporte Público (SITP) y Sistemas Estratégicos de Transporte Público (SETP), han desaprovechado un componente de gestión que les haría más sencilla la operación en beneficio de sus usuarios y les permitiría mejorar la misma: el componente de comunicación.

Si los SIT establecieran canales de comunicación con sus usuarios, los pasajeros estarían en constante interacción comunicativa con los sistemas de transporte y con las personas que se encargan de planificarlos y de efectuar la operación y el mantenimiento.

Estos canales podrían estar acompañados de estrategias que les permita a los sistemas estar cerca de la gente, escuchar a los pasajeros habituales y no habituales, comprenderlos, hermanarse con ellos y tener (la expresión es del profesor de estudios de comunicación John Durham Peters, de la Universidad de Iowa) “misericordia con los demás”.

No de otra forma, en situaciones como la descrita arriba, los sistemas de transporte podrán informar y orientar a los usuarios frente a lo que pueden hacer y cómo actuar en momentos de contingencia. Aunque solo sea para indicarles una puerta de entrada y canalizar los flujos de tránsito. O para decirles que el sistema les acompaña.

Ello bastaría.

Generaría confianza de los usuarios en su sistema de transporte y podría integrarlos en los planes, programas y proyectos, en beneficio de todos.

Tomado de:Revista Enfoque.com