No le gustó que los periodistas evidenciaran que las investiduras de Obama fueron más concurridas.
Las peleas de Donald Trump con los medios de comunicación de Estados Unidos no son nada nuevo. De hecho, eran casi pan de todos los días durante una campaña electoral en la que utilizó su cuenta en Twitter y otras redes sociales como caballos de batalla en esa disputa.
Este fin de semana, sin embargo, la disputa alcanzó niveles inverosímiles, con Trump declarando que se encuentra en “guerra” con los medios y periodistas, a los que catalogó además como las “personas más deshonestas del mundo”.
Lo que desató el nuevo enfrentamiento fueron unas imágenes, divulgadas por la mayoría de medios en EE. UU. y el mundo (entre ellos EL TIEMPO), en las quedaba claro la gran diferencia en la cantidad de público que asistió a la posesión del presidente Barack Obama en el 2009 y la de Trump el viernes.
Las imágenes muestran la vista aérea desde el monumento de Washington hasta el Capitolio, donde tiene lugar la ceremonia de posesión. Los cálculos, que no son exactos pero sí confiables (la explicación de esto, más adelante), hablaban de unas 700.000 personas en la posesión de Trump, frente a cerca de millón y medio o más en la de Obama en el 2009; y de un millón en la reelección del afroamericano en el 2013.
El sábado, y dando poco tiempo de preaviso, el nuevo secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer, citó una rueda de prensa en la que se fue lanza en ristre contra los periodistas, acusándolos de haber tergiversado la información para hacer lucir mal a Trump.
“Esta fue la audiencia más grande en asistir a la investidura de un presidente, y punto”, dijo Spicer, por momentos elevando su voz y visiblemente enojado. El portavoz dio algunos ejemplos para justificarlo, pero muchos de ellos terminaron siendo o falsos o imprecisos.
Dijo, por ejemplo, que unas 420.000 personas habían utilizado el servicio de metro para asistir a la posesión –el principal medio de transporte que se usa para desplazarse al evento–, mientras que en la de Obama fueron solo 317.000. Pero, de acuerdo con las mismas autoridades del metro, en la inauguración de Obama en el 2013 se contabilizaron 782.000 desplazamientos.
Más mentiras
Sostuvo también que por primera vez se había utilizado una cubierta blanca para proteger el césped del Mall –que va del Capitolio hasta el monumento de Lincoln–, y que eso había resaltado más las áreas vacías. Pero, en realidad, el mismo tipo de cobertura se usó hace cuatro años.
Además, alegó que se había empleado un sistema para detectar metales que retrasó el ingreso de la gente, cuando el mismo Servicio Secreto confirmó que el sistema no se había usado.
Para algunos analistas, esta nueva pelea es una forma de desviar la atención de la opinión pública ante las multitudinarias marchas de mujeres realizadas el sábado, no solo en EE. UU. sino en varias ciudades del mundo.
Spicer, para sumar, le indicó a la prensa que en lugar de propagar mentiras debían enfocar su cubrimiento al bloqueo demócrata de la confirmación de Mike Pompeo como nuevo jefe de la CIA –impreciso, pues ya dijeron que sería confirmado este lunes–.
Terminó su ‘rueda de prensa’ sin contestar una sola pregunta y advirtiendo que vigilarán a los medios con lupa para asegurarse de que digan la verdad. “La mandíbula se me cayó al piso”, sostuvo Glenn Trush, del ‘New York Times’, al describir la escena.
Karen Tumulty, del ‘Washington Post’, dijo haber sentido escalofríos al escuchar al portavoz instruyéndolos sobre qué noticias debían reportar. Y Bill Cristol, comentarista republicano, catalogó la intervención de Spicer como una “vergüenza”. Lo que más llamó la atención fue su insistencia en dar como una verdad absoluta algo que evidentemente no lo es. Y no solo por las contundentes fotografías aéreas.
Aunque es imposible determinar la cantidad exacta de personas que asisten a un acto de tal magnitud, sí hay formas de aproximarse a un número. Las autoridades del Servicio Nacional de Parques, que son las que tienen el control sobre el Mall y los eventos que allí se realizan, estiman que entre el Capitolio y el monumento de Washington se pueden acomodar alrededor de un millón de personas.
Las fotos, tomadas ambas a la misma hora, muestran cómo hay varias secciones de ese tramo vacías. En la de Obama no solo estaban llenas, sino que la gente se agolpó incluso detrás del monumento de Washington y hasta a los pies del de Lincoln.
Además está la experiencia. EL TIEMPO ha asistido, a través de este corresponsal, a las últimas cinco posesiones de presidentes de EE. UU. ubicándose por lo general en la misma zona. Y si bien todas han sido multitudinarias, no hay duda de que a la del 2009 asistieron muchas más personas.
Otro termómetro que ayuda a comparar este tipo de eventos es el ‘rating’ de TV. De acuerdo con Nielsen, la posesión de Trump fue seguida por unas 30 millones de personas, mientras que a la de Obama se sintonizaron casi 38 millones.
En cualquier caso, Spicer estaba hablando por su jefe, que repitió los ataques durante un discurso en la CIA en el que siguió diciendo cosas ajenas a la realidad. Entre ellas que a su ceremonia habían asistido un millón y medio de personas que se apretujaron hasta el borde del monumento a Washington. Trump también se burló de quienes se sumaron a las marchas del sábado: “¡Miré las protestas, pero tengo la impresión de que recién tuvimos una elección! ¿Por qué estas personas no votaron?”, se preguntó, aunque también dijo que la protesta pacífica era el sello de la democracia de EE. UU.
Ante la CIA
Por más desconcertante que suene, Trump ha vuelto costumbre este tipo de retórica, en la que infla o desinfla información sin importarle la evidencia y le vende a su base, a través de redes sociales, la idea de que son los medios los que difunden información falsa sobre él.
En el discurso ante la CIA, para citar la más reciente de sus maniobras, les dijo a los agentes reunidos que los medios se habían “inventado” una pelea entre él y la comunidad de inteligencia cuando era todo lo contrario. “Prueba de que ustedes son lo más importante para mí es esta visita de hoy (al día siguiente de la posesión)”, dijo el mandatario.
Pero existen decenas de trinos que Trump ha publicado recientemente en los que la critica y hasta pone en duda su credibilidad.
“Más que incidentes aislados, los hechos de estos últimos días confirman lo que ya muchos temíamos. Trump, como demostró en campaña, será un presidente que tratará de sabotear el rol de la prensa, que será agresivo y castigador cuando pueda y que intentará construir su propia verdad de manera arbitraria”, sostiene Suzzanne Nossel, directora ejecutiva del Centro Americano PEN para la libertad de expresión.
SERGIO GÓMEZ MASERI
Corresponsal de EL TIEMPO
En Twitter @sergom68
Washington
Tomado de: Eltiempo.com