8 Mayo 2019.
La periodista, quien es la directora nacional de RCN Radio desde 2012, busca con su libro dar a conocer lo «que hay detrás de la labor del periodista» y de paso saciar una «necesidad del alma».
Tomado de: El Heraldo.
«No somos dioses, no somos nada, somos arrogantes en términos generales como gremio y a mí me parece que debemos vernos un poquito más como todo el mundo. Entonces, hacemos cosas maravillosas y cometemos errores», indicó Ruiz en una entrevista con Efe en Bogotá.
«Abrir un debate en el gremio, que los más jóvenes conozcan las historias, pero también que quienes nos leen, nos oyen, nos ven y nos juzgan tan duramente con frecuencia sepan un poquito que hay detrás de lo que hacemos, lo bueno y lo malo, porque creo que hay justicia en muchas de las críticas pero no en todas», mencionó.
En siete capítulos, la comunicadora, nacida de Pasto (suroeste), navega entre los dilemas éticos a los que se ha tenido que enfrentar en más de 34 años de carrera y entrega una retrospectiva de su trabajo, por lo que da una mirada a la historia del país e intenta hacer una reivindicación de la ética en su profesión.
«Yo quería hacer reflexiones éticas sobre el oficio, que no es sencillo (…) pero yo quise escoger las que tuvieran para mí una reflexión humana, una reflexión ética, las que hubieran significado un antes y un después, fue un poquito mirar al país y mirarme a mí misma por dentro también», apuntó la periodista.
Según Ruiz, el «componente humano» y la «responsabilidad» son los ejes fundamentales del libro y cree que deberían ser los del periodismo, así como considera que se le debe dar un nuevo valor a la empatía, a la subjetividad y al rigor a la hora de contar al otro.
«Lo que sí insisto mucho en que nos deben exigir a los periodistas es responsabilidad a la hora de informar, rigor a la hora de informar, equilibrio, por eso el libro se llama así. Eso nos pueden pedir, pero objetividad no, eso no existe», afirmó.
Entre las experiencias que la directora de RCN Radio utiliza para tratar de dar a entender su punto de vista están la entrevista que le hizo al narcotraficante Pablo Escobar en 1988 y la liberación de la excongresista Clara Rojas, quien estuvo secuestrada por las FARC entre 2002 y 2007.
«Yo quería que la gente viera un poquito los dilemas, los dolores, lo que vivimos los periodistas, es que lo que se ve es un pedacito (…) pero el trabajo es un montón, al igual que lo que eso implica en términos de costos humanos también para el periodista», dijo.
La comunicadora también aseguró que en su profesión se debe mantener un equilibrio constante y como ejemplo de ello puso que los periodistas tienen que ser cercanos con las fuentes y al tiempo mantener una distancia para poderlas criticar.
Sobre los límites en el oficio, la periodista aseveró que estos dependen individualmente de cada comunicador, que «la distancia» y la empatía necesarias para contar una historia son una decisión de cada uno y aclaró que su libro busca mostrar y plantear una discusión.
Pero la comunicadora no quiere convertir su libro en un manual de ética periodística: «No hay fórmula mágica, no hay fórmula matemática, por eso yo digo que esto no es un manual, esto no es un decálogo, una doctrina, nada, porque ante cada una de las historias que hay ahí hay razones válidas para tomar decisiones distintas o para hacerlo completamente distinto».
Para Ruiz, el oficio debe ser entendido como un contrapoder que se encargue de hacer veeduría de todos los poderes, ubicados en «la otra orilla», en el de la ciudadanía, para ayudar a verificar y ser los «ojos y los oídos de la sociedad», lo que no significa ser jueces desde el «micrófono o desde una cámara».
«Puedo preguntar lo que la sociedad se está preguntando, esa es mi tarea. Puedo indagar, puedo dar elementos que la gente no tiene, pero lo que no puedo es convertirme, como ocurre a veces, en el que dicta sentencia desde un micrófono o desde una cámara», sentenció.
De otro lado, Ruiz manifestó que hacer el periodismo que propone en el libro tiene dificultades, pero mientras haya gente dispuesta a hacerlo se puede mantener la esperanza, «por fortuna».
«Yo quiero seguir dando la batalla por ese periodismo hasta el final, así pierda en el camino», concluyó.